Óscar Lana, CEO de Integralia, comenta las previsiones de la compañía para 2023. “Afrontamos un ejercicio preparados. Nuestros valores están, si cabe, más vigentes que nunca”, asegura.
Hay décadas en las que no pasa nada y años en los que pasan décadas. Llevamos 36 meses de acontecimientos que cabrían en varios lustros. Se han sucedido por delante de nuestras pupilas a un ritmo inabarcable. Durante este tiempo en Integralia hemos llevado la capacidad de resiliencia a niveles desconocidos y la hemos combinado con nuestra habilidad de adaptación, así hemos logrado llegar hasta aquí. Cerramos 2022 como una dura prueba de fondo que hemos superado con nota, gracias al compromiso del equipo y a la capacidad de los clientes que entienden las peculiaridades de la situación geopolítica que nos afecta a todos. Vamos a por 2023 ayudados por nuestro equipo y con nuestros valores, más vigentes que nunca, en la mochila.
Cuando a finales de 2019 todos nos deseábamos un feliz año, nadie hubiera podido imaginar que en esos primeros meses de 2020 nos íbamos a enfrentar a una crisis sin precedentes. Empezamos con unos alarmantes problemas sanitarios y, de forma paralela, surgieron todas las consecuencias económicas. Sin habernos recuperado de ese zarpazo a la economía internacional, en febrero de este año estalla la invasión rusa de Ucrania. Tenemos una guerra a menos de 4.000 kilómetros de las fronteras españolas, lo que trastoca la globalización comercial y financiera y reescribe los equilibrios geopolíticos globales.
Aunque la evolución nos anima a afrontar el futuro con optimismo, todavía no hemos visto el pico de la crisis en la que nos encontramos por lo que debemos ser realistas. Los efectos se circunscriben a todos los ámbitos, pero el impacto en la economía es devastador. En Integralia estamos sufriendo graves problemas con los suministros, los precios y los plazos de entrega. Nuestro día a día ha cambiado mucho respecto a hace tres años. Si las circunstancias del mercado son otras, nuestro modelo de trabajo ha tenido que adaptarse por lo que hemos dejado de lado las ferias del sector y nos hemos visto abocados a trabajar en unas circunstancias muy diferentes. Sin embargo, estamos muy agradecidos a nuestros clientes, quienes continúan haciéndonos pedidos y muy orgullosos de nuestro equipo, que trabaja se levanta cada día para poder fabricar las entregas que realizamos.
Ahora mismo muchos procesos conllevan un retraso de plazos o, incluso, un ajuste de costes. Gestiones con un fuerte desgaste. Las hemos podido capear gracias a las personas que formamos Integralia y a las que están detrás de las marcas de nuestros clientes, en ambos lados. Desde aquí me gustaría dar las gracias por comprender las circunstancias. Todos, como sociedad, debemos convencernos de la importancia ahora de hacer previsiones a más largo plazo, volver a ser muy precavidos sobre nuestras necesidades. Tomar las decisiones con antelación si no queremos imprevistos.
La historia demuestra que las empresas que han sabido adaptarse a las circunstancias son, en muchos casos, las que han triunfado. Todos, como sociedad, debemos replantearnos nuestras prioridades.
En esta carrera de fondo estamos ahora mismo. Despedimos un ejercicio complicado, donde hemos tenido que amoldarnos a un entorno nuevo y muy distinto al que vivíamos hace unos años. En cualquier caso, esta crisis nos ha traído una obligación de repensar y rediseñar nuestras formas de trabajar. Y para eso nos levantamos cada día.
En Integralia afrontamos el nuevo año preparados, venimos de un fuerte entrenamiento para buscar soluciones a todas las posibles ocurrencias del destino. Nuestro propósito y valores, así como nuestra estrategia están, si cabe, más vigentes que nunca. Feliz Navidad y un próspero 2023 a todos.